10 de septiembre de 2008 Por SAPAME GRANADA

Hacia la búsqueda de la recuperación y la estabilidad (1)

ES POSIBLE: La estabilidad y llevar una vida normalizada para las personas que padecemos una enfermedad mental.

Nuestro Tratamiento debe estar orientado hacia nuestra recuperación/estabilidad, y conseguir una vida normalizada, es decir una recuperación social (no se refiere a curar la enfermedad) llevando una vida normal, con una capacidad para funcionar.

No reducirse a un Tratamiento Farmacológico, que intenta controlar los síntomas sino Recuperar nuestro Proyecto Vital, llegar a una Normalidad. Es verdad que la medicación tiene un papel muy importante en la desaparición de los síntomas de la enfermedad mental. La medicación ayuda a crear un marco de estabilidad en relación a las crisis. Como en el caso de las personas diabéticas, la medicación pasa a ser algo que forma parte de nuestra rutina para mantener un cierto equilibrio en el organismo. Ahora bien, a diferencia de la insulina, la medicación en salud mental no presenta una dosis exacta predefinida.

Es verdad que los Psiquiatras priorizan la estabilización y la desaparición de los delirios, como comentó en una ocasión un compañero: “Ellos tienen muy claro lo que es la medicación y todo lo que hace, y entonces, si encuentran que está bien, el resto ya está bien”. Nosotros, los Usuarios resaltamos la importancia de poder continuar llevando una vida normal que implique poder seguir desarrollando nuestras responsabilidades cotidianas sin que los efectos secundarios de la medicación nos incapaciten, nos lleven a perder nuestra autonomía o nuestras capacidades personales.

Nosotros los usuarios abogamos por un discurso que entienda el Cuidado y el Tratamiento como algo que va más allá de lo estrictamente químico, que no se nos considere como meros pacientes con continuas crisis periódicas, sin capacidad de autonomía. Pensamos que la desaparición de los síntomas también incluye una dimensión social. Es decir, el cuidado también incorpora la posibilidad de poder seguir desarrollando una vida activa y autónoma dentro de la comunidad.

La enfermedad no es algo que afecta a la totalidad de mi persona y, por lo tanto, de la orientación del tratamiento. (Yo no soy mi enfermedad, yo no soy mi diagnóstico – mi enfermedad no es sinónimo de mi persona, no la parte por el Todo). En este sentido, el Cuidado permite desarrollar nuestra propia vida, aunque se esté en un proceso de tratamiento de la enfermedad mental.

José Manuel Arévalo